La noche va cayendo, como un párpado, cuando tú desconvocas las pupilas y te vas a la tierra y a la fruta… Y la puerta se cierra, y un silencio se ciñe atemporal a mi cintura, extraño poblador desasistido. Queda un hilo de larva o mariposa que elabora su ya metamorfosis diligente, aprendida de la nada.
Te pienso cuerpo a cuerpo con la tierra, moreno como el pan en los manteles, recién hecho a mis brazos y a mi escarcha. Te pienso con las manos en la fruta
fría de la mañana que golpea abriéndose a tu paso, como un párpado.
Comments