El mundo en un charco. En el reflejo del agua donde se miran los ojos de los sueños. Porque en una gota de lluvia sobre la hoja muerta, cabe el universo. Porque en un bichito sin casa sobre las manos pequeñas, cabe el universo. Y la ternura florece, al sorprenderse por todo, (como lo hace la gente diminuta, cuando el corazón es un pez).
Ahí, el germen de la poesía que nace en un charco; la mirada profunda, en un reflejo. Ahí, la esencia.
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