DESPEDIDA
Hace la quietud de un libro
en la mesita de noche.
Estoy a punto de comerme las uñas,
pero hay un montón de nubes
espesas que me miran
y yo no quiero abrir los ventanales.
La cintura se me quiebra
cuando pienso en las despedidas
y tengo miedo de niña
con malas tentaciones,
pero es hora de decirte adiós
antes de que llueva sobre mi falda
y nos mojemos de reproches.
Miro el recorrido de los cables
que siempre se esconden en los cajetines.
Todos los vericuetos me dan horror.
Siempre la quietud predice una catástrofe.
Y hay libros que jamás se terminan de leer.
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